26/6/08

Las crónicas estelares - 6

Nací el Sol 23 del ciclo 11 del año 3666. Un año importante a tenor de lo que mis padres me decían porque durante ese año se observó, por vez primera, la transformación directa del hidrógeno en rayonio, el elemento que es básico para lograr los tractores gravitatorios que nos permiten generar supernovas.

Antes que nada quizá sea necesario explicar a mi lector del futuro (¿o del pasado según los presagios de Antak?) cómo medimos el tiempo en nuestra Sociedad.

La unidad básica de tiempo es el croni que se define como el tiempo que un fotón tarda en cruzar el átomo de hidrógeno. Es una unidad fundamental en la construcción de nuestros sistemas de pensamiento artificial y en muchas de las máquinas de nuestra tecnología, pero sirve de poco en la vida diaria. Aquí la unidad básica es la unidad de tiempo. Una revolución de la Tierra alrededor de nuestra estrella recibe el nombre de Sol (por razones obvias) y está dividido en 100 unidades de tiempo.

Por razones históricas que se remontan a casi la prehistoria del hombre moderno, una revolución de la Tierra alrededor del Sol recibe el nombre de año, al parecer el mismo nombre que recibía hace ya 3000, precisamente, años. Se divide en 12 ciclos iguales. La cifra de doce es también un legado del pasado y parece que tiene que ver con la forma en la que los primitivos humanos contaban el tiempo, basándose en las rotaciones de nuestro satélite alrededor del plantea. Nunca me ha interesado, verdaderamente, el origen de estas unidades pero creo que es algo que se necesita precisar antes de proseguir con mi historia.

Mis padres eran Esfar y Nowar. Esfar era especialista químico y mi madre, Nowar, era especialista humano. Yo fui el único hijo de ellos. Mi padre murió hace 40 años y mi madre hace 63 años. Los quería mucho y aún los quiero. Les añoro más si cabe, ahora, cuando me gustaría envolverme en los brazos de ella y oír la voz serena de mi padre alrededor.

Qeeyivi era una polis pequeña cuando yo nací. Apenas vivían entonces doce millones de habitantes en ella y los tiempos en que los complejos manufactureros de proteínas se iban a instalar allí, estaban aún lejos.

Mis padres tenían un recinto situado hacia el Sur, a unos 3000 metros de altura. Debo señalar que la unidad básica de longitud que utilizamos se llama metro y, también según se dice, es un nombre que se remonta a tiempos prehistóricos, aunque no se si nuestro metro es igual al metro de nuestros antepasados. Para que el lector futuro se haga una idea nuestro planeta tiene un diámetro de 25,000 metros, así que aquel que esto esté leyendo, en el futuro o en el presente, puede hacer sus cálculos de conversión siempre que la Tierra siga siendo la misma, entonces que ahora, mañana que hoy, hoy que ayer.

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