27/6/08

Las crónicas estelares - 9


Durante un sol en que el sistema de imagen artificial falló sólo pudimos ver las frías paredes de niobio totalmente desnudas por, al menos, 3 o 4 unidades de tiempo. Qué horrenda visión. Sin nuestros sistemas de imagen, sonido y aroma artificiales que nos envuelven continuamente y que nos facilitan nuestra existencia, la realidad sería realmente desoladora. Afortunadamente, el sistema se rearmó automáticamente y pudimos volver a sentirnos cómodos en el recinto.

Los sistemas actuales de entorno virtual son mucho más robustos y yo, personalmente, no he vuelto a conocer ningún fallo más en toda mi vida. De hecho no conozco a nadie que lo haya sufrido aunque he leído que existen casos muy esporádicos en algunas colonias espaciales donde las temperaturas y radiaciones extremas provocan inestabilidades severas de las máquinas.

Básicamente, un sistema de entorno virtual consta de tres subsistemas tal como los conocemos hoy en día. El subsistema de imagen, el de aroma y el de sonido. Éste último es el más sencillo. Multitud de sonidos de la naturaleza y del cosmos han sido grabados y codificados en nuestras memorias atómicas. La catalogación de todos esos sonidos se llevó a cabo entre los años 3050 y 3088 donde se grabaron alrededor de unos doscientos billones de sonidos, ruidos y músicas diversas. No ocuparon mucho espacio de memoria planetaria. Apenas un millar de pentaceldas de memoria. No es posible, por razones obvias al menos con nuestra tecnología actual, grabar en modo continuo todo lo que suena en el cosmos. Pero cada año se recopilan unas dos teraceldas más . Hoy en día están de moda los sonidos provenientes de las galaxias Aakumú y Aakumá, las últimas que hemos visitado. ¡Todo es tan diverso allá! Pero yo sigo prefiriendo los sonidos calmos y sencillos a los que mi madre me acostumbró, así que puedo decir que mi recinto se asemeja mucho al de mi infancia.

1 comentarios :

Anónimo dijo...

qué hermoso sería tener una casa así! me pido una!