29/8/14

Los primeros libros de la humanidad. El libro antes de la imprenta y el libro electrónico




Los primeros libros de la humanidad. El libro antes de la imprenta y el libro electrónico (Fórcola Ediciones, 2013), de Fernando Báez, es un interesante y completo ensayo sobre la historia del libro, y por elevación de la literatura y del conocimiento, antes de la invención de la imprenta. Al cabo, la humanidad ha hecho literatura y ha compilado su saber por milenios (en sus historias habladas, en sus leyendas, en su rezos), por medios orales o manuales sin necesidad de la imprenta- en sus pergaminos, sus papiros, en las tablillas de cera o arcilla, en las inscripciones en piedra, en las hojas de palma de Balí, en las rocas olmecas, en los códices del Medievo, en esos secretos santuarios de los escribas sumerios que cita el autor. Desde que el hombre descubrió la palabra, la necesidad de un soporte para contenerla ha sido fundamental.
 
Báez, tras un riguroso esfuerzo de estudio y documentación, nos cuenta el recorrido del libro a lo largo del tiempo, desde su origen inicial en Oriente hasta su arribo a Occidente donde daría el gran salto adelante al inventarse la imprenta mecánica. Son 5000 años de historia, una historia que es un orden de magnitud más larga que la del libro en papel impreso aun cuando la imprenta haya hecho avanzar, también en un orden de magnitud, la presencia del libro en la Humanidad. Báez ha analizado todas las fuentes de conocimiento al respecto: amplísima bibliografía, recopilación de opiniones de otros expertos, fuentes arqueológicas sobre las primeras escrituras con el propio autor visitando museos y lugares (cita viajes por España, Alemania, Holanda, Francia, Reino Unido, Jordania, México, Argentina, Brasil, Yemen, Irán, Siria, Líbano, Qatar, Indonesia, China, Japón, Kuwait, Egipto, Afganistán, Perú y Bolivia).
 
Es interesante observar cómo han variado no sólo los soportes de la escritura sino la valoración de los mismos, desde la deseada seda hasta el papel considerado en su día como producto de baja calidad, desde el barro poco duradero al pergamino. El que en un momento dado de la historia parecía el soporte definitivo ha sido siempre superado por uno mejor. Por tanto, pensar que el papel también quedarás atrás es más que razonable, estadísticamente muy probable. Pero los ciclos- la historia que nos relata Báez lo demuestra- son muy lentos. No esperemos cambios rápidos por mucho que el marketing tecnológico quiera programar la obsolescencia del papel y de cada dispositivo lector electrónico que aparece en el mercado. Asimismo, el nuevo soporte siempre ha sido mejor en de cara a su uso generalizado por el individuo lo que supone más portabilidad, más posibilidades, menor coste y más fácil uso. El soporte que nos depare el futuro también tendrá esas características (es decir, también es estadísticamente improbable que dispositivos que se calientan, cansan la vista, se quedan sin batería, son caros o no admiten color tengan mucho recorrido histórico).
 
Un ensayo que siendo riguroso es asimismo ameno y divulgativo ya que Báez domina una prosa clara y cercana, con recursos para interesar al lector en todo momento y eso que se trata de un trabajo extenso, de más de 600 páginas.
 
 

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